el yo de viaje
Hacer como se dice, e incluso hacer sin decir: éste sería, sin duda, el lema de aquellos cuya única vocación intencional y directa es hacer, hacer transitivamente, pura y simplemente, y no mandar hacer. Porque, ¿qué es la palabra sino una acción secundaria, una acción con exposición o, mejor aún, como en el arte de persuadir de los oradores, una acción sobre la acción? El Decir es un Hacer atrofiado, abortado y un tanto degenerado: acción en retirada o apenas esbozada, la palabra es fácilmente farisea y actúa sólo indirectamente, salvo, por supuesto, en la poesía, donde el mismo decir es hacer. El poeta habla, pero sus palabras no son para decir, como las palabras del código civil, son palabras para sugerir o cautivar, palabras de hechizo. La poesía se lleva a cabo, inmediatamente, para crear el poema (...).
V. Jankélévitch, La música y lo inefable, Ed. Alpha Decay, Barcelona, 2005.
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